sábado, 6 de marzo de 2010

Compensar el Pasado


Despierta una mañana llena de luz, llena de sol.
Los rayos se asoman por la ventana y golpean con fuerza el velo de vidrio que los separa de tu piel.
Pasión interminable de un sol constante, persistente, expectante…
Abro los ojos recordando otras mañanas. Otros amaneceres que ya no son.
Recuerdo el camino. Recuerdo cada paso. Recuerdo el principio y recuerdo el final.
Y es ahí donde recuerdo lo que fui. Lo que soy y quien quiero ser.
Es en ese preciso momento en el que abro la ventana, acaricio un rayo y lo hago mio.
Ilumino la habitación y todos mis sueños y deseos se descubren.
Me revelo a mi mismo como el llanto de un niño.
Y después, la nada…
Solo somos tu y yo.
Solos los dos en medio de la habitación.
Abrazo ese rayo de luz en medio de tanta oscuridad.
Te entrego mis sueños y deseos y el futuro que en tus manos esta.
Se que no voy a compensar el pasado. Pero dejame compensar el mañana…

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